SEMANA DEL CEREBRO

Envejecimiento saludable: vivir más y mejor


Los centenarios constituyen esa franja de la población que tiene 100 años o más y que tiende a crecer, no sólo a nivel global sino también en Argentina. Según estadísticas del Registro Nacional de las Personas (Re.Na.Per.), en el país vivían al 2020, 15.491 personas de 100 años o más. El dato supera la proyección del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), que en 2010 había estimado algo más de 9 mil centenarios para 2020. La realidad desafía a la estimación en más de un 50%.

Esa misma proyección formulada hace tiempo esperaba alrededor de 42 mil personas de 100 años o más para el año 2040. Es casi tres veces la población centenaria actual, y corresponde a un enorme crecimiento. Ya no se trata solamente del aumento de la expectativa de vida, una tendencia mundial conocida y estudiada desde hace tiempo. Es la observación de una serie de características que acompañan el estilo de vida y constituyen una fortaleza para vivir la edad adulta de manera saludable.

Hace algunos años un grupo de investigadores en gerontología descubrió poblaciones centenarias en distintas partes del mundo. Llamaron a estos lugares las zonas azules. Los hábitos saludables de los centenarios de las zonas azules despiertan cada vez más interés en las ciencias de la salud y en la población en general. Patrones comunes en las comunidades estudiadas podrían explicar teóricamente por qué esas poblaciones tienen una mayor longevidad y mejor calidad de vida que el resto del mundo. Observaron que estas poblaciones:

  • Tienen un propósito de vida, un ikigai, palabra japonesa que se usa para referirse a las razones de ser o más precisamente, las razones que nos motivan a levantamos cada mañana.
  • Cultivan los vínculos familiares.
  • Reducen el estrés interrumpiendo el ritmo normal de la rutina para dar paso a otras actividades que forman parte de los hábitos sociales comunes.
  • Comen sin llegar a la saciedad, solo hasta el 80% de la capacidad en un momento dado.
  • Tienen una dieta balanceada que incluye muchas verduras, legumbres y frutas.
  • Consumen alcohol moderadamente.
  • Hacen actividad física regular como parte de las actividades cotidianas, como por ejemplo, caminar.
  • Tienen un fuerte sentido de comunidad y participan en círculos sociales que promueven comportamientos sanos

Todo esto en un contexto que incluye, entre otras cosas, un clima amable, naturaleza prolífica, alimentos sanos y sabrosos, vida en comunidad, lejanía de los grandes centros urbanos. Aunque para ser parte de una zona azul es necesario haber nacido en ella y ser un miembro activo de esa comunidad, es posible que algunos de esos patrones recurrentes puedan resultar útiles para quienes están interesados en vivir más y mejor.