Dos profesionales de la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS, CONICET-HEC-UNAJ) participaron de la 16° Escuela Latino Americana de Verano de Epilepsia (LASSE 2023), llevada a cabo en el Hotel y Centro de Convenciones Santa Mónica, en San Pablo, Brasil, entre el 23 de febrero y el 3 de marzo de 2023, y auspiciada por la International League Against Epilepsy (ILAE) y la Liga Brasilera de Epilepsia (LBE). Se trata de Inés Mintz, licenciada en psicología y neuropsicóloga del grupo de investigación en envejecimiento saludable y demencia, y Julián Lamonarca, médico psiquiatra del servicio de neurociencias del Hospital El Cruce e integrante del grupo de investigación en epilepsia.
Según el testimonio de Inés Mintz, la experiencia fue intensa e enriquecedora:
La verdad que poder participar de LASSE fue una experiencia muy enriquecedora tanto en lo profesional como en lo personal. Desde que empecé a formar parte de este equipo de trabajo, escuchaba las experiencias de mis compañerxs y me despertaba curiosidad cómo sería estar una semana (ahora lo extendieron y fueron 10 días) aprendiendo sobre Epilepsia ininterrumpidamente. Una palabra que usamos creo que casi todxs para definir la experiencia es intensa porque son muchas clases durante el día, y como mencioné previamente, son 10 días de cursada. Además nos separan en grupos ya desde el primer día para desarrollar un proyecto de investigación, lo cual implica mucha lectura de artículos, reuniones con compañeros, tutor/a y profesorxs. A mí esta intensidad me sirvió muchísimo: reafirmé que estoy donde más disfruto estar, que es trabajando en el campo de la epilepsia. Las clases las dan profesores que tienen muchísima experiencia, artículos publicados, y por sobre todo, calidad humana. En las clases promovían mucho el hecho de hacer preguntas, comentarios y opiniones, dando mucho espacio a nosotrxs lxs estudiantes para sentirnos cómodxs durante el intercambio. Lxs profesorxs venían de toda Latinoamérica, Francia, Dinamarca, Canadá, Lituania, etc. Pese a la barrera del idioma, no parecía ser un impedimento para la comunicación y el intercambio. Respecto a lxs estudintes, también éramos todxs lationamericanxs, además de una compañera de Angola. Esto me lleva a retomar lo que decía sobre el enriquecimiento profesional y personal: me pareció sumamente valioso poder conocer cómo trabajan otros equipos de trabajo, además de poder contar nuestra experiencia en El Cruce. Todxs conocían a Silvia Kochen (que además dió una clase), e incluso en ocasiones conocían a becadxs de la ALADE que habían rotado por nuestro servicio, mostrándose agradecidxs de haber formado parte del mismo. Es además una experiencia para formar lazos: al dividirnos en grupos, tratan de que los mismos sean lo más heterogéneos posibles: que seamos de distintos países, tengamos distintas profesiones, etc. Esto permite que al desarrollar un proyecto de investigación, haya varios puntos de vista y promueve el intercambio de las distintas experiencias que tiene cada unx en su país, de acuerdo a sus posibilidades. La verdad la pasé muy muy bien y estoy súper agradecida de haber podido hacerlo. Se aprende muchísimo con personas que son las expertas en esos temas, a quienes además podías acercarte a hacerles preguntas sin problema.
Julián Lamonarca, por su parte, expresó:
La experiencia LASSE es única; en lo personal nunca había vivido una experiencia similar; compartir durante 10 días, 24 horas, jornadas académicas de clases, talleres, trabajo en equipo, proyecto de investigación con gente de otros países (Latinoamérica y Centroamérica) desconocidos hasta el día en que uno arriba al hotel. No sólo los alumnos convivimos y compartimos el día a día, sino también el plantel docente compuesto por excelentes profesionales, siempre abiertos y dispuestos tanto para a la charla formal y académica, así como para la descontracturada y de consejos.
La población profesional del alumnado también fue por demás interesante, sobre todo en el intercambio de ideas, opiniones, puntos de vista, ya que entre ellos se encontraban neurólogos, neuropediatras, cirujanos, neurofisiólogos, bioquímicos, psiquiatras, ¡y hasta un físico nuclear! Eso enriqueció la experiencia sobremanera, no solo las clases, sino también el pensar y proyectar el trabajo final, ya que tan heterogéneo grupo le aporta una enorme cuota de aprendizaje en interdisciplina. Fue muy importante para mi formación, ya que el estar con ese entrenamiento continuo, te despierta un ritmo académico nuevo, y lógicamente el haber tenido que diseñar, como trabajo final, un proyecto de investigación, hipótesis, metodología, resultados, el cómo llevarlo a cabo en menos de 10 días, es sin lugar a dudas, una experiencia inigualable.
La experiencia de los profesionales formados en la LASSE es un capital que año a año suma competencias al equipo de la Unidad. Es una alegría y un honor poder contar con el compromiso médico en un hospital público en Florencio Varela, que trabaja en una red federal de asistencia de alta complejidad.