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Noveno encuentro del ciclo virtual “Cerebro y Mujer II: Mitos, Realidades, Distintas Perspectivas”
Participaron, la especialista en “Sociedad, Tecnología y Género” Carla Cabral; la gerenta de Desarrollo Científico y Tecnológico del CONICET Liliana Sacco; la biotecnóloga Julia Cricco y la neurobióloga Lucía Ciccia. El próximo encuentro será el 29/10 a las 18h.
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Se llevó adelante el noveno encuentro del ciclo virtual “Cerebro y Mujer II: Mitos, Realidades, Distintas Perspectivas”, organizado por la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS, CONICET-HEC-UNAJ) y la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología (RAGCyT).
Para ver el noveno encuentro virtual completo, haga click aquí.
Carla Cabral, especialista en “Sociedad, Tecnología y Género” de la Universidade Federal de Rio Grande do Norte, Brasil fue la encargada de la primera charla:
“Fronteras y periferias en educación y género, ciencia y tecnología en Brasil”
“Agradezco la posibilidad de hablar de nuestros temas y luchas”, expresó la investigadora brasileña quien expuso acerca de un trabajo de campo dividido en dos etapas (1990 a 2011 y 2012 a 2021) que muestra un mapeo de Brasil sobre disertaciones y tesis de estudios feministas de ciencia y tecnología donde se verificaron tendencias temáticas, reconocimiento de estilos y colectivos de pensamiento, identificación de la atmósfera social del período investigado y distinguir a las investigadoras con mayor número de orientaciones.
“Parafraseando a Caetano Veloso “este lugar interdisciplinario trae dolores y deleites. Dolores porque tenemos dificultades de tener visibilidad y reconocer nuestro trabajo en el campo que estamos y deleites porque en un campo como el de nosotras el de género, ciencia y tecnología hay una creatividad científica con nuevos temas, objetos y sujetos de conocimiento. En este contexto que es fronterizo también somos periferia porque no siempre nos reconocen”, sentencia Cabral.
El mapeo del 2012 al 2021 en el que se analizaron cien trabajos de postgrado permitió conocer los trabajos que tiene como gran objetivo historizar el campo, conocerlo. En dicho trabajo encontraron a las investigadoras con el mayor número de trabajos: Ángela Maria Freire de Lima e Sousa (UFBA) y Marília Gomes de Carvalho (UFFPR).
Luego, de la exposición Cabral concluyó: “Podemos afirmar que educación, ciencia, tecnología y género es una tendencia temática importante en el campo y este número no fue mayor porque inicialmente analicé los programas de postgrado en educación y enseñanza. Estos trabajos deben aumentar, si esto se confirma es un ejemplo de resistencia a una política científica y tecnológica que no existe en género, ciencia y tecnología en Brasil actualmente. Hubo un abandono por parte del Estado de Brasil y a su vez, otros movimientos han revivido los temas de ciencia, tecnología y género en Brasil promovidos por una atmósfera social que existe dentro y fuera de las academias donde destacó a distintas organizaciones”.
Luego, fue el turno de Liliana Sacco, gerenta de Desarrollo Científico y Tecnológico del CONICET con la charla “Gestionando ciencia y tecnología”, quien agradeció la invitación al espacio de encuentro y reflexión.
Mediante su exposición, Sacco mostró la brecha de género que se mantiene en la ocupación de puestos de conducción en la Dirección de Unidades de investigación en el CONICET.
“En el CONICET hay 53% de mujeres investigadoras contra el 47% de hombres, pero la participación de las mujeres no es homogénea, se reduce notablemente. Cuando nos adentramos en la dirección de Institutos ese número se reduce notablemente y las mujeres ocupan el 37%”, sentencia Sacco.
Y continúa con cifras contundentes que muestran la brecha: “En el Directorio del CONICET las mujeres apenas representan el 25% y del personal de gestión y en administración las mujeres representan el 62% mientras que en las gerencias solo el 29% son mujeres”.
Algo similar ocurre en las Universidades Nacionales donde solo el 13% de los cargos de rectorado son ejercidos por mujeres y en los altos cargos del Estado Nacional solo el 19% son ocupados por mujeres. “De este modo, se pone en evidencia que el fenómeno del “techo de cristal” donde hay obstáculos invisibles pero efectivos que impiden a las mujeres acceder a puestos de mayor jerarquía está presente. Es decir, las mujeres enfrentan mayores obstáculos que sus pares varones para sostener sus trayectorias laborales y ocupar puestos de decisión”, explica Sacco.
Luego de mostrar los datos que muestran la problemática, Sacco delineó las normativas e iniciativas llevadas a cabo en el Consejo que sirven para “limar estas barreras” para el desarrollo de las carreras de las mujeres. Allí comentó sobre la equidad de género en jurados de concursos, la extensión del período informes por licencia por maternidad, establecer requisitos para dirigir a becarias/os o investigadoras/es, postular a cargos de dirección de institutos (propios) o participar como jurados de estos concursos no tener dos o más denuncias con sumarios administrativos, la puesta en funcionamiento del Observatorio de Violencia Laboral y de Género, la creación de la Red Federal de Género y Diversidades y la Coordinación de Género y Diversidad, entre otras iniciativas.
Posteriormente, Julia Cricco, biotecnóloga e investigadora del CONICET en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET-UNR), expuso acerca de:
“¿Cómo llegamos a la parasitología? Caminos convencionales y no tanto”
Cricco, especialista en el estudio del Trypanosoma cruzi, hizo foco en su historia y en la de colegas para mostrar el recorrido hasta llegar a la parasitología. Algunas de las preguntas que sirvieron para reflejar estas historias de vida fueron: ¿Qué hechos nos fueron marcando y delineando?, ¿cuándo nos dimos cuenta que queríamos ser científicas? Y ¿cómo llegaron a la Parasitología? Y si hubo situaciones claves en esta elección.
A través de las preguntas “colectivamente como mis colegas, investigadoras del CONICET, vimos cómo llegamos al lugar que llegamos y la importancia que tuvo el posdoctorado”, comentó la investigadora que luego remarcó como “la maternidad atraviesa y condiciona toda la vida”.
En relación a los hechos de discriminación laboral sufrido por mujeres, señaló: “Muchas de las colegas entrevistadas pasamos algún acto discriminatorio que nos afectó emocional o laboralmente y esto también nos impacta. Creo que el CONICET y la sociedad en general está madurando sobre la violencia de género para generar las herramientas para evitarla. Asimismo, tenemos que poder potenciar los cargos de gestión en mujeres”.
Para finalizar, Lucía Ciccia, neurobióloga especialista en Género de la Universidad Nacional de México, expuso:
“Degener(ic)emos el cerebro”
Durante su exposición, Lucía Ciccia, remitió a la teoría de la degeneración del siglo XIX que básicamente fue darle un marco explicativo para conductas desviadas por fuera de la norma. “Lo curioso (o no tanto) es que cuando hacemos un recuento histórico estas conductas castigadas para los varones estaban en el espacio público. Por otro lado, las conductas desviadas de las mujeres estaban circunscriptas al espacio doméstico y eran relativas a la buena esposa y a la buena madre”, explica la investigadora.
Y sigue: “Cuando hablo de de(s)generar el cerebro es resignificar este concepto, reapropiarlo positivamente y decir que tenemos que tenemos que de(s)generar nuestro cerebro porque justamente la teoría que tuvo vigencia hasta el primer tercio del siglo XX proponía tener conductas generizadas asociadas a roles. Esto hacía naturalizar que a una genitalidad le correspondía ciertas habilidades cognitivas y conductuales. Esta teoría sigue hasta hoy al menos en el discurso de la diferencia sexual. Desgenerar nuestros cerebros tiene un doble sentido, primero es desgenarizarlos, es decir desgeneralizar que una sexualidad nos predispone a ciertas conductas y, por otro lado, es descerebrocentrarnos. Es decir, dejar de pensar que somos nuestros cerebros. Les voy a proponer que nuestros estados mentales no se puedan reducir al cerebro. El género para este discurso es una extensión del sexo, es consecuencia de los roles de la reproducción, pero no directamente vinculados a estos roles”.
Al finalizar, Ciccia reflexionó: “No importa cómo nos identificamos o que sexualidad tenemos sino como entendemos esa sexualidad y esa identidad. Si esa sexualidad la entendemos determinada por el cerebro estamos al horno porque estamos reproduciendo una premisa ideologicista que es la misma que se usa para jerarquizar los roles sociales. Entonces cuestionar ese discurso implica cuestionarnos e incomodarnos a nosotras y nosotres mismes. Así que mi propuesta es desgenerar el cerebro va a tener que implicar estar incómodas e incómodes cuando custionemos que hacemos como juzgamos a las personas que se corren de estas normativas del siglo XIX”.