Fuente: Página/12, 16/09/19
Informe: María Cafferata
Más de 800 científicas e investigadoras argentinas firmaron una carta de repudio contra los resultados "dispares" de los Premios Houssay, Houssay Trayectoria, y Jorge Sabato, en los que la proporción de hombres ganadores fue significativamente mayor que la de mujeres. Se trata de las distinciones que otorga el Poder Ejecutivo Nacional a miembros de la comunidad científica que hayan hecho aportes sobresalientes o innovadores en sus disciplinas y en la formación de recursos humanos. De los nueve premios entregados por la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, ocho fueron obtenidos por varones. "Nos alarma que sólo una mujer haya logrado cumplir con estos criterios", sostienen en el documento, donde se pronuncian "contra la invisibilización y desvalorización" de su tarea.
"En un ámbito que se presume absolutamente igualitario, donde priman las lógicas horizontales y meritocráticas vinculadas a las producciones académicas y científicas, nos encontramos con que existen numerosas limitaciones jerárquicas vinculadas al género", explica Gabriela Seghezzo, doctora en Ciencias Sociales y una de las organizadoras de la junta de firmas. "El problema no son los premios, sino la lógica de ascensos que esta visibiliza", agrega.
En este sentido, las firmantes coincidieron en que el descontento generado por la entrega de galardones se debió menos a los premios en sí que a los que estos encarnan. "La dinámica de la entrega de premios da cuenta de cómo muchas de las desigualdades e invisibilizaciones que se dan en el ámbito académico y científico afectan a las investigadoras mujeres", afirma Cecilia Abdo Ferez, investigadora del Conicet y otra de las organizadoras de la carta.
"Existe una resistencia en los ámbitos académicos. Es curioso porque son ámbitos que se autoperciben como progresistas, que reproducen la jerga de género (como el lenguaje inclusivo) con mucha facilidad, pero después te encontrás con que todos los lugares de poder y decisión están ocupados por hombres", explica Abdo Ferez.
La carta afirma que la posición desventajosa en la que se encuentran las mujeres en el ámbito de la investigación científica no se observa tanto en el número de investigadoras que trabajan en el Conicet, sino en los efectos que tiene la condición de género en las posibilidades laborales. "Si tenemos en cuenta que sólo en el Conicet durante 2018 se desempeñaron en tareas de investigación 5687 mujeres, lo cual supera en unas 700 la nómina de varones en tareas similares, es aún más llamativa la disparidad de los resultados de la premiación. Esto no incluye las mujeres que desempeñan tareas de investigación en universidades nacionales y otras agencias de financiamiento ni tampoco otras identidades de género, cuyos obstáculos para el desarrollo de carreras científicas son aún mayores. En este sentido, los resultados muestran que la posición desventajosa de las mujeres en la investigación científica resulta menos de su inserción en el sistema que del impacto que su condición de género tiene en el desarrollo de su trayectoria laboral", indican las firmantes, y enumeran, entre otros muestras de esa desigualdad, a las brechas salariales, la merma de plazas en los ascensos y promociones, el escaso acceso a cargos de gestión y decisión.
"Por supuesto --aclaran-- este pronunciamiento no va en desmedro de los méritos de los colegas que han sido reconocidos sino en función de indicar, una vez más, los modos en que se reproducen las desigualdades de género en el sistema de investigación científica y tecnológica."
"Es una pirámide", explica Abdo Ferez. "Tenés una amplia base de mujeres, pero a medida que vas escalando la mayoría de los lugares de poder están ocupados por hombres. Esto es así en los órganos de decisión de las universidades nacionales y en los escalafones más altos de los ámbitos de Ciencia y Técnica".
Por este motivo, las investigadoras llaman a las autoridades de la Secretaría de Ciencia, de las universidades nacionales, los institutos de investigación científica y tecnológica y a los comités evaluadores, "a revisar los criterios discriminatorios sobre los que se fundan todavía hoy nuestras carreras y sus instancias de reconocimiento".
La carta lleva la firma de numerosas referentes del ámbito académico como Dora Barrancos, Rita Segato, Silvia Elizalde, Renata Hiller, Carolina Justo von Lurzer, Eugenia
Mattei, Paula Abal Medina, Verónica Gago, Jésica Pla, entre muchas otras que convocan a "modificar las anquilosadas prácticas patriarcales de nuestro sistema científico" con el objetivo de "no sólo honrar la función social que cumple el sector en la construcción de sociedades más justas e igualitarias, sino para acompañar los procesos de transformación en marcha en materia de géneros y sexualidades".