En el ámbito de la salud, la epilepsia representa uno de los desafíos médicos más complejos debido a su impacto en la calidad de vida de quienes la padecen. Gracias al avance en procedimientos diagnósticos y terapéuticos, y con la adecuada inversión en capacitación y recursos, es posible ofrecer atención de alta calidad incluso en regiones con contextos adversos, como Argentina.
Una de las técnicas más prometedoras en este campo es la Estereoelectroencefalografía (SEEG), un procedimiento diagnóstico avanzado que permite localizar con precisión las zonas del cerebro responsables de las crisis epilépticas. Este nivel de exactitud no solo optimiza los tratamientos médicos y quirúrgicos, sino que también ofrece nuevas oportunidades para tratamientos adecuados, maximizando los beneficios para la calidad de vida de los pacientes que se someten a cirugías de epilepsia.
La importancia de la capacitación y los recursos
La implementación de procedimientos como la SEEG requiere de equipos multidisciplinarios altamente capacitados, infraestructura tecnológica adecuada y una fuerte colaboración entre instituciones de salud, universidades y organismos de investigación.
En Argentina, instituciones como el Hospital El Cruce, la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) y el CONICET trabajan en conjunto para desarrollar capacidades que permitan llevar estas innovaciones al sistema de salud público. Este modelo colaborativo es fundamental para garantizar el acceso a diagnósticos avanzados y asegurar que más personas puedan beneficiarse de los últimos avances en neurología.
Un compromiso con el futuro de la salud
A través de la capacitación continua, la inversión en tecnología y la formación de equipos interdisciplinarios, la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos (ENyS, CONICET-Hospital El Cruce-Universidad Nacional Arturo Jauretche) viene construyendo una base sólida para que Argentina se convierta en un referente en el tratamiento de la epilepsia. Este esfuerzo no solo tiene el potencial de transformar la atención a nivel nacional, sino también de acompañar estos avances en otros países de la región, con economías en desarrollo que podrían adoptar modelos similares.
¿Qué sigue?
El camino hacia una atención más adecuada y avanzada en epilepsia depende de la colaboración entre todos los actores involucrados: profesionales de la salud, instituciones académicas, organismos de investigación y gestores políticos. Con compromiso por el bienestar y la salud es posible que tecnologías de punta como la SEEG sean una realidad para todos.
Invitamos a la comunidad a conocer más sobre nuestras iniciativas y apoyar este importante esfuerzo.
